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Mientras planeo (de planear de volar) que la cosa (el futuro) se balancea entre improvisar y tirar de frente hasta que duela,
pues sigo como mi compulsividad de anotar en papeles que siempre pierdo, servilletas que luego olvido y en decenas de cuadernos que no siguen un orden y menos cronológico...
atrapar el instante
de lo que siento, ese instante, esa frase, eso...
que luego siempre se me olvida.
Quería escribirte la mejor historia de amor que jamás pudieras imaginar: llena de risas y confidencias, de miradas que saltasen del papel para acariciarte las mejillas. Quería escribirte sobre la mejor forma de quererse bajo unas sábanas y que en ti brotase la emoción de saberte protagonista. Quería escribir y despertar en ti el deseo de leerme cada día, todos los días. Quería escribir la historia de una vida de dos que jugasen a ser uno y construír un mundo bajo su ilusión...
Quería escribir(te) y me he quedado sin un final en el que todavía tengan sentido las palabras.
Querría los findes de seis días, las noches de dos lunas, madrugadas sin horas, amaneceres sin final, ojeras sin prisas por vestirse, más atracones de ti, menos horas de esperas, el frío de afuera mientras navego entre tus caracoles, largas y buenas historias de viajes en coche, kilómetros perfectos en bicicleta, paseos bajo el paraguas sobre el color plata de las piedras que envuelven esta ciudad ...
Pero sobretodo, querría... que apagues las luces, un buenas noches y que brillen tus ojos con el primer rayo de sol.
Volverá a pasar.
Volverá ese tren,que surca las vías a las cinco menos diez de la madrugada; volverá a dejar vibrando las vías tras su paso. Volverá, puntual, sin importarle las frases que pronunciamos, los mensajes que nos enviamos, los gestos que nos delatan, las excusas que al final, nunca han echo falta. Porque paralelo a las vías, discurre un otro universo de verbos, sonrisas e incendios que nunca se consumen. Ahí viajan siete caminos alternativos, al otro lado de la ventanilla, a esta velocidad, todo se va haciendo más pequeño y nos va acercando a esta otra realidad, la nuestra.
Volverás
Billete de (v)ida
"¿Qué te quito?”, dijiste tentándome la ropa.
La torpeza, pensé asustada
mientras te respondía:
“La piel y la cordura, mi amor…"
La torpeza, pensé asustada
mientras te respondía:
“La piel y la cordura, mi amor…"
La medida de mi madre (Begoña Abad)
Y le añadiré la V de vuelta al billete de ida, porque a toda evolución le falta la "r" también.
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