Los días fríos, lo mejor y lo peor de esta encantadora ciudad;

los recovecos ocultos, la magia de los cuentos que protagonizamos.

Aquí, el frío son caricias y la lluvia, agua oxigenada para las heridas.
Yo, ya he estrenado chubasquero, no quiero pasar frío.

Los trenes por esta ciudad, 
lo mismo que Él por mis sueños:
a altas horas y hacia destinos poco comunes.

Ha vuelto la lluvia, y con ella la vulnerabilidad,
el opioide perfecto para compartir esta ciudad.

En el mejor rincón del mundo; la niebla una segunda piel. 

y las mejores vistas; tras su espalda.

Ourense, que me queres amor?

Lo que más me gusta de ti, es sin duda, el invierno: el frío en los adoquines, la niebla que cubre tu río, tu olor a hierro y como te vistes de plata cuando llueve.