Y aquella noche sin luna...
Él consiguió que se quedara quieta y con los ojos cerrados.
Apenas un instante más tarde, reaccionó y abrió los ojos.
Absorta por lo que acababa de sentir, sonrió
y luego, le mal-explicó algo metaforeándolo todo.
Él no entendió nada,
y aún sigue sin entenderlo.
La luna, la busqué, te lo prometo
no la había, no es que no la pudiese encontrar.
Y que nunca intente entenderla, que con quererla ya hace suficiente.
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