Y aquella noche sin luna...
Él consiguió que se quedara quieta y con los ojos cerrados. 
Apenas un instante más tarde, reaccionó y abrió los ojos. 
Absorta por lo que acababa de sentir, sonrió  
y luego, le mal-explicó algo metaforeándolo todo. 

Él no entendió nada, 
y aún sigue sin entenderlo. 





La luna, la busqué, te lo prometo 
no la había, no es que no la pudiese encontrar.

1 comentario:

  1. Y que nunca intente entenderla, que con quererla ya hace suficiente.

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