Es curioso como algunas noticias te
alegran aunque realmente no te alegres.
“Me alegro mucho por ti”.
He preparado tantas veces esa frase
en los últimos meses y aún así suena tan poco convincente. Pero es demasiado
osado pretender ser sincera cuando mientes en voz alta y con una sonrisa
forzada. No lo puedo evitar, y bien sabe ese Dios, si existe, que si alguien se
merece todo lo bueno y más, ese es él.
Me alegro, mucho, a lot, en serio- me digo.
Sólo por él.
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