Ella, llevaba un tiempo imaginando la manera de pedirle que no se separase de ella, había pensado en aferrarse a su brazo, pegar su mejilla contra la de él y susurrárselo tímidamente al oído.
Él, se dejó llevar por el frío invierno de la zona vieja de esta ciudad y acercándola ligeramente con las manos sobre sus mejillas, rozando con su barbilla la punta de su nariz, la besó en la frente, por primera vez.